lunes, 29 de mayo de 2017

MIEDOS

Yo… soy el miedo
el miedo que se asoma a tu ventana,
se peina en tu memoria,
soy el miedo que te asecha en el espejo
el que junta una a una tus contradicciones
para echarlas a rodar por la escalera…

Me acerco despacito
a tu canción de la mañana
y te muerdo,
te conmuevo,
te espabilo,
te presiento,
me presento a tu combinación de vestido saludable,
de camisa triste
de zapatos desganados…

Soy el miedo que te corroe,
te corrompe
te inflama la conciencia
te golpea las certezas…

Y siempre, siempre… desayuno a tu lado
sobretodo, los lunes…
esos días que me río a carcajadas
mientras tu café se enfría
y me vuelvo migas en tu mesa barata

Te acompaño a la intersección de tu sonrisa antes de cruzar la puerta
y te amarro las muñecas con mis ojos…
te vuelvo escéptico
te sigo ecléctico,
te limpio las babas
justo en el instante que recuerdas
el sexo de anoche…
jaaaaa Si… ahí estuve…
conteniéndote en la ropa
cohibiéndote el deseo
el pensamiento
el sentimiento
el orgasmo desquiciado de aquel que no tenía alma
porque también mi alma se reía de ti…

Miedo, miedo... soy el miedo, miedo
me acurruco en tu mochila,
te absurdizo la espera,
la mirada al vacío
el bondi que no viene
Y tú... en esa estúpida rutina
deseando escapar
¿Escapas de mi?
¿De qué escapas?
Si estoy ahí… implacablemente contigo
susurrándote al oído
esas palabras soeces con las que miras a los pasajeros
que te sacan la ropa con conciencia mutilada
y espasmódicamente te pervierten los tobillos

¿Me escuchas?
Soy ese escalofrío que sostiene tus orejas
para no escuchar el sol
porque te da miedo escuchar el sol…
te da miedo la lluvia,
el invierno,
la cadencia de los días,
lo oscuro,
lo alto,
lo infame,
lo lúcido,
lo sobrio…
lo ebrio…

Miedo, miedo… Soy el miedo
espectro tras de ti
y tú…
tontamente pensando en el árbol de afuera
en el perro rengo del bulevar
en la risotada del mimo que huele a vino
en esa esquina,
llena de olor a lluvia revuelta,
llena de los besos que no te afanaron,
llena de choros con perfumito barato
llena de putas con sueños líquidos…
llena de caras,
caras de nube
de libro
de taxi,
de perro rengo,
de casa,
de avenida,
de smog,
de país…
Todos ellos con cara de nada... porque para ti no son nada

Ahí es cuando me miras
y te clavo mi aliento en la mitad de tu conducta
soy el miedo, miedo…
soy ese vacío, entre tu voz y el mundo
soy la milimétrica medida de tus lágrimas,
soy el sonido ciego
en la danza de tu libertad
soy el ritual en tu insomnio
el muro en el que te arrepientes
de la culpa que no es tuya
soy el despojo de la tierra
el intervalo de tus malabares
cuando escapas del hastío
soy tu deseo roto
soy tu corazón roto…
soy el pozo donde se ahogan tus canciones

¿Quieres correr?
Dale, te doy ventaja
aletea sobre la herida
migra sobre lo imposible
igual no me podrás abandonar
no huyas de mi,
eres mi reflejo favorito
eres ese nombre en el grafiti de la esquina
eres el dolor de la baldosa suelta
y yo…
ando como un funambulista por tus pestañas
camino atravesándote la sombra
y siempre vuelves,
volvemos
nos envolvemos
nos acurrucamos
en la noche que vigila
y en la vigilia,
compartimos una copa en la incertidumbre de tu soledad
tu soledad tan sola y tan conmigo…

Soy tu propia muerte mirándose a sí misma
y también soy tu vida invitándote a la fiesta…
Soy tu acrobacia en las madrugadas etílicas
soy el abismo en el que te acusas
mientras te rompes en llanto,
soy tu canto,
tu brote,
tu cansancio,
tu conciencia
tu impaciencia…
Soy tu atino,
tu destino,
tu lujuria,
tu extrañeza…

¿Hacemos una tregua?
Dale, vamos a bailar…
vamos a trenzar nuestros dedos
a regocijarnos en el balcón de la tristeza
bailemos
bailemos
concédeme una pieza…
prometo que la próxima vez
será más placentero el pulso en tu espina dorsal,
prometo besarte la nuca
sin asustarte,
prometo no hacer promesas
prometo un brindis
por la mutua necedad de estar juntos

Ven, bailemos…
quitémonos las máscaras
mirémonos a los ojos
siente la levedad
Si… soy tú...
Soy tu sexo,
tu plexo,
tu mantra,
soy el mandala que circula en tus humitos pausados
soy tu centro de equilibrio

Ven bailemos
hagámonos una catártica bienvenida
ardamos en fiebre
irrumpamos en el hastío
y besémonos en el hoy
que es lo único que queda
antes de perder la fe…


Me visitan las palabras
en las que no quisiste quedarte,
me acusan los sucesos
en los que falló tu memoria,
me interpelan los silencios
en los que preferiste dormir.

Me acongojan los sentidos
que conocieron tu nombre,
me insisten los adjetivos
que colgué en tu espalda,
me persigue el espejo
en el que cerraste los ojos.

Y así y todo,
te confieso que te quiero,
te expongo los sucesos,
te recuerdo los segundos,
insisto en despertar en tu sueño,
en colgar de tu espalda mis secretos,
y adjetivar cada uno de tus silencios.

Mientras todo pasa,
invento salidas de emergencia
que sirven para atravesar las dudas
en las que inevitablemente te encuentro.