domingo, 15 de septiembre de 2019


Que vengan,
todos, de a uno, de a dos
me da igual,
pero que vengan...
Que vengan los milicos,
los dictadores,
los demoledores de ideologías,
los conspiradores contra besos,
los incrédulos,
los apóstatas de la vida...
Que vengan todos,
con sus pastillas,
sus religiones,
sus versiones,
sus discursos,
sus gritos,
sus señas,
sus bigotes,
sus botas,
sus legiones,
sus apellidos...
Que vengan todos
a mirarme,
a mentirme
a decirme que la poesía no sirve,
no es buena,
no es fuerte,
no es invencible...
Que vengan todos a desmentirme,
a desvestirme 
o a hacerme llorar...
Que vengan con sus fusiles, 
sus cuchillos,
sus agujas
a gritarme en el corazón 
que la poesía no es pertinente...
¿Qué saben?
Acaso, ¿Qué saben?
Que vengan,
total para entonces
yo seré libre
y estaré viva
caprichosamente
abrazando el cielo
que ellos nunca podrán tocar.


Desertar



Desertar
Hacer más pequeña la patria
para no sucumbir afuera,
arrastrar el deseo
con los días
asumir la vara y la lamparita
en el asunto ermitaño,
resurgir del olvido
que eterniza el exilio

Desertar
lograr la suficiente distancia
para que el duelo no nos alcance
regurgitar la oración
que firmó el registro de salida

Desertar
y romperse de nuevo
en la línea invisible
de la frontera,
llenarse los labios de arena
sabiendo que el mar
siempre estará demasiado lejos


martes, 16 de abril de 2019

"Las almas repudian todo encierro" Luis Alberto Spinetta

Por la lágrima que llovizna sobre mi colección de mapas,
por el minuto de silencio que escondí en mi bolsillo,
por dudar de la geográfica invasión del dolor…
-me declaro culpable-

Por desvestir los miedos de mi madre
y colgarlos en los hilos de su siesta –donde no estorban-
por el abrazo inconcluso que regalé a mi padre
en el eterno intento de no dejarlo ir
-me declaro culpable-

Por suspirar en la ruta a 90 km por sueño,
por saludar al mar
como a un viejo amigo
que no me recuerda
-me declaro culpable-

Por dejar que mis pestañas
se lluevan en pentagramas,
por ordenar mis instintos
en el cajón insalvable de mis pasiones,
-me declaro culpable-

Por interdictarme bruja
en los asuntos sagrados,
por cerrar con insomnios
las pupilas de mis gatos,
por consagrar el humo
y santificar las cicatrices
-me declaro culpable-

Por cometer poesía
mínimamente con mis ojos
y agudizar el olfato
y degustar el hastío
y procurar el abrazo
-me declaro culpable-

¡Soy culpable Señor Juez!
Habilíteme la celda
-eso sí- con ventana, por favor,
es necesario,
para mi insalubre vocación
observar el sol profiriendo
sus premuras a la luna

¡Soy culpable, Señor Juez!
Interrógueme con ganas
-eso sí- solicito la presencia de un poeta de oficio,
prometo no hacer silencio
haga uso de todo lo que no diga
en mi contra
o en la suya,
prometo guardar la compostura
-en mi bolsillo hay lugar-

¡Condéneme Señor Juez!
-Pero con vista al mar- por favor,
condéneme con ganas.
Acepto todos los cargos
-Impúteme una playa-
Dígame dónde le firmo

Si es un crimen querer ser poeta
y amarrarme a la lucha
y abrazar a mi padre
y bailar con mi madre
y volver a verme en los ojos de mis gatos
y hacerle muecas al espejo del absurdo
y exorcizar la sangre de todas las fronteras
y dejar de tener miedo
y cantarle a la muerte
y lanzarme al amor
y a su desidia…

Hoy, Señor Juez,
asumo los castigos
-Y me declaro culpable-
por amar tanto la vida.



lunes, 7 de enero de 2019

La ciudad se insola de noche,
hay tanto ruido,
tanto grito,
tanto asfalto,
una madre tropieza
y el llanto de su hijo
asusta a los semáforos...

El insomnio parece
una luz intermitente
de un cruce caótico
Alguien retrocede,
se persigna al compás
de la cuarta ambulancia...

La ciudad se inmola
en un silencio tan confuso,
que nosotros,
-sus hijos-
solo lloramos
para asustar a la muerte.



Una soledad concurrida,
espacio en blanco que descansa en la playa,
silencio a contraluz,
Las orillas duermen 
mientras se planea el próximo acorde
Hoy vine a ser un poco viento,
hoy vine a consentir lunas 
y una que otra nimiedad,
hoy vine para dejar de contar el tiempo,
los pasos, 
los nombres, 
los dolores
Hoy soy yo... 
Soy ahora,
en el instante que asecha mis tobillos,
en la memoria que permanece en el alma
-La vida pasa mientras escribo-
Hay que empezar a escuchar el cielo

HOY


Es un buen momento
para sincronizar la caída,
suspender las colisiones,
sondear los artilugios,
hacer sorda la garganta
Es un buen momento
para lucrarse con poemas que no existen,
llenarse los ojos de noche
y encender en el viaje
todas las ausencias imposibles

Es un buen momento
para acurrucarse en los insomnios,
moderarse en el rezo
saltar de nuevo el olvido
y santificar de memoria las lágrimas.






Un tango se atraviesa
en la lluvia comprimida,
se transforma en llanto,
en insomnio colectivo,
en ausencia fugitiva,
en hora que se turna
el escenario secundario

Dos partes iguales
chocan a destiempo,
en terremotos azules,
en océanos de ausencia,
todo es una tragedia
con la distancia rota...

Yo,
despliego
todos los besos,
los emancipo,
los lanzo al viento,
aunque la libertad insista
en encerrarme el alma de por vida

Me lloro un tango
mientras descubro que la lluvia
anda fugitiva,
colectiva,
pero hoy,
más que siempre,
viene comprimida
en dos partes iguales


Los analfabetas del beso anuncian el invierno,
la exclusión de todos los poemas,
la mejilla vacía de caricias,
la deportación de las sonrisas,
el ostracismo de los abrazos.

Los detractores del deseo
han robado mis verdades
mis canciones,
mis liturgias,
mis cobijas,
mis lloviznas,
mis tibiezas...

El espectro volátil se ha llenado de ausencias,
llevando en sus manos mi destino
camuflando en sus párpados
la palabra rota,
la frase luminosa
y todo lo que quedaba por decir
en el roce desvencijado de los silencios.



Afuera hay viento,
hay sábado,
hay ruido...
Adentro hay mate,
hay horas,
hay danza...
Al medio hay un espejo,
un prejuicio,
un silencio...

Me detengo en el intento
de inventar una estación
en la que quieras venir
se me agota la paciencia,
se me desgastan los vientos,
los puentes,
los sábados,
las horas,
los poemas...



EL FRÁGIL VACÍO ENTRE LA VOZ Y EL MUNDO

Llorar, llorar el mundo, llorar la voz…
Ser el vacío que forman las lágrimas
cuando rompemos en llanto,
ser el sonido ciego entre la voz y el mundo…

Desfragilizarnos,
Descontracturarnos
Llorarnos
Silenciarnos…

Entre la voz y el mundo
Reposa el ojo del invierno
Que observa la danza del guerrero
En la llama del alma en pausa…

Entre la voz y el mundo
Encajamos el paisaje
Soplamos en los muros de la tristeza
Y escondemos nuestros miedos
entre pestañas que murmuran oraciones…

Entre la voz y el mundo
queda el despojo de la tierra
La luna esperando el lobo desaparecido
La canción hecha intervalo
entre el cielo y lo que queda…

Entre la voz y el mundo
Hay un frágil abismo,
un deseo roto
Una muerte mirándose a sí misma,
Una vida de espaldas al vacío,
Un bigote de gato sobre el dolor del mundo,
Un aleteo herido, Una migración imposible…

Entre la voz y el mundo,
hay un frágil vacío
sentado en nuestro insomnio
nos mira de frente
nos acusa de lo que somos
….Y lloramos…
Lloramos el mundo,
lloramos la voz
nosotros somos el frágil vacío entre la voz y el mundo


REQUILORIO

Hace algún tiempo 
fui un gato,
ronroneaba angustias al frente de la noche,
caminaba en puntillas sobre la orilla del tiempo,
me bebía la vida mientras calculaba el salto,
maullaba una que otra premonición

Hace algún tiempo, 
aprendí a cazar el alma en la limonada,
aceché en la letra 
y en el track para el camino,
escalé otro árbol, 
musité otro libro
olvidé que los mapas se leen al revés
caminé en contrasentido
y me bañé de noche en un vodka sin hielo

Hace bastante tiempo 
no divagaba sobre lágrimas,
no dejaba huellas en ninguna playa,
ni jugaba con la esfera que controla el equilibrio.
Alucinaba en la promesa siguiente
y me lamía las penas en una estación de autobús

Sin sentirlo 
me fui enredando entre las burbujas,
la risa de los niños, 
el saxofonista de la calle,
la hierba de los buenos días, 
la caricia de las buenas noches
la playa, 
los mapas, 
el vodka,
la noche sin hielo,
el track en el árbol,
la orilla del salto,
la letra inconclusa.

Hubiera preferido seguir siendo un gato,
Pero nunca aprendí a caer de pie




En la ciudad
todo arde,
todo grita,
todo burbujea,
como si la noche extirpara
la consagración del último deseo...

En la borra del vino

queda aplacándose la calma
y todo viene siendo
una constante Inmortalidad,
un inocente karma
que aprendió a cerrar los ojos
para poder ver
más lejos de lo que el fuego pudo mostrar...

Cada vez más delirio,

más silencio
algo escapa de la madera
la última vez
que tallamos nuestro árbol
ahora arde,
grita,
burbujea
en la ciudad...

La memoria acecha,
captura el borde
la nube efímera
el cielo apropiado de la noche
el sol en equinoccio...

La memoria ríe,

se disfraza de invierno
de invisible abrazo
de inservible primavera...

La memoria llueve,

bautiza nombres sobre el suelo
baila otoños húmedos
asfaltos conocidos...

La memoria,

saborea los años
mastica todos los besos
y arroja al fuego
toda posibilidad de olvido...