viernes, 17 de abril de 2020

Hay días que es hermoso ver llover,
aunque el mundo arda,
aunque el mundo calle,
aunque el mundo duerma.

La poesía
se llueve en cada esquina,
y es hermoso verla,
escucharla,
abrazarla.

También hay truenos
y miedos
y temblores,
-todo viene el mismo asunto-
y aun así no deja de ser hermoso.

Hay noches que es hermoso ver llover
porque luego, en la mañana
llegan las respuestas a la puerta
al mapa que dibujamos
para salvarnos del hastío.

En las rendijas quedarán
los restos de la infamia,
las cenizas del mundo,
y las pesadillas de los débiles.

Hay mañanas que nos traen
irremediablemente el olor del sigilo de afuera,
es ahí, cuando la sonrisa se instala
entre las demás cosas que nunca mueren:
la palabra,
la poesía,
la lluvia,
la voz de mi madre,

Hay días que es hermoso ver llover
y hay que dejarnos llover
para no dormir,
para no arder,
para no morir.

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