martes, 16 de abril de 2019

"Las almas repudian todo encierro" Luis Alberto Spinetta

Por la lágrima que llovizna sobre mi colección de mapas,
por el minuto de silencio que escondí en mi bolsillo,
por dudar de la geográfica invasión del dolor…
-me declaro culpable-

Por desvestir los miedos de mi madre
y colgarlos en los hilos de su siesta –donde no estorban-
por el abrazo inconcluso que regalé a mi padre
en el eterno intento de no dejarlo ir
-me declaro culpable-

Por suspirar en la ruta a 90 km por sueño,
por saludar al mar
como a un viejo amigo
que no me recuerda
-me declaro culpable-

Por dejar que mis pestañas
se lluevan en pentagramas,
por ordenar mis instintos
en el cajón insalvable de mis pasiones,
-me declaro culpable-

Por interdictarme bruja
en los asuntos sagrados,
por cerrar con insomnios
las pupilas de mis gatos,
por consagrar el humo
y santificar las cicatrices
-me declaro culpable-

Por cometer poesía
mínimamente con mis ojos
y agudizar el olfato
y degustar el hastío
y procurar el abrazo
-me declaro culpable-

¡Soy culpable Señor Juez!
Habilíteme la celda
-eso sí- con ventana, por favor,
es necesario,
para mi insalubre vocación
observar el sol profiriendo
sus premuras a la luna

¡Soy culpable, Señor Juez!
Interrógueme con ganas
-eso sí- solicito la presencia de un poeta de oficio,
prometo no hacer silencio
haga uso de todo lo que no diga
en mi contra
o en la suya,
prometo guardar la compostura
-en mi bolsillo hay lugar-

¡Condéneme Señor Juez!
-Pero con vista al mar- por favor,
condéneme con ganas.
Acepto todos los cargos
-Impúteme una playa-
Dígame dónde le firmo

Si es un crimen querer ser poeta
y amarrarme a la lucha
y abrazar a mi padre
y bailar con mi madre
y volver a verme en los ojos de mis gatos
y hacerle muecas al espejo del absurdo
y exorcizar la sangre de todas las fronteras
y dejar de tener miedo
y cantarle a la muerte
y lanzarme al amor
y a su desidia…

Hoy, Señor Juez,
asumo los castigos
-Y me declaro culpable-
por amar tanto la vida.



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