Me acude un desgastado artilugio
que dicta intersticios de 6 de la mañana,
la hora de los fantasmas que saben verter café
en la taza invisible que comparto contigo
Me invade un agónico preludio
que arpegia tu reloj siempre en deuda con el tiempo,
la obviedad perfecta de la mentira que me creo
en el amanecer imposible que comparto contigo
Me perturba una impávida ciclotimia
que concurre en la arritmia de un piano sin sonido
la abulia que cuelga de tu voz en la ventana
en la cadencia muda que comparto contigo
Me deviene un desgastado artilugio
que dicta la impostación de los poetas,
marcando la distancia entre todos mis versos
y cada día inexistente que comparto contigo
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